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CBD y Parkinson

Siguiendo con las potenciales aplicaciones del CBD en distintas condiciones médicas, algunas enfermedades neurodegenerativas son uno de los campos más prometedores e interesantes para utilizar este compuesto, principalmente por la ausencia de tratamientos eficaces, aunque también, como veremos a continuación, por los efectos que se obtienen con el uso de CBD. Vamos a ver la relación entre CBD y Parkinson.

cbd y parkinson

En esta ocasión vamos a centrarnos en la enfermedad de Parkinson.

El número de personas afectadas por esta enfermedad está en claro aumento debido a la prolongación de la esperanza de vida en los países desarrollados, así como a una mayor exposición a tóxicos ambientales, como el MPTP o algunos pesticidas. Las fases iniciales de la enfermedad se caracterizan por trastornos del movimiento como temblores, rigidez o enlentecimiento de acciones cotidianas. Por el contrario, un Parkinson en fase avanzada termina por manifestarse en forma de demencia, con deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Estas manifestaciones están relacionadas con, principalmente, una pérdida selectiva de neuronas dopaminérgicas en una zona del cerebro llamada substantia nigra o sustancia negra. No obstante, esta manifestación fisiológica va acompañada o, más bien, se enmarca dentro de muchos otros procesos, tales como neuroinflamación, excitotoxicidad, disfunción mitocondrial, reducción de factores neurotróficos, alteración de los niveles intracelulares de calcio, etc.

Como decíamos anteriormente, lamentablemente a día de hoy no existe ningún tratamiento que sea capaz de frenar o revertir la progresión del Parkinson.

Esto repercute en una gran necesidad de explorar tratamientos alternativos o complementarios de todo tipo. En el caso del cannabis, se ha sugerido en diversas publicaciones que algunos de sus compuestos pueden ser beneficiosos para esta enfermedad. Esto es debido, en primer lugar, a las interacciones entre los compuestos presentes en la planta de cannabis (cannabinoides) y el sistema endocannabinoide. Por ejemplo, entre algunas observaciones interesantes a nivel clínico, podemos citar los niveles significativamente elevados de anandamida (un endocannabinoide presente en nuestro organismo) encontrados en pacientes de Parkinson no sometidos a tratamiento (Pisani et al., 2005), lo cual sugiere un mecanismo compensatorio ante la pérdida de neuronas dopaminérgicas. La anandamida protege a las neuronas frente a algunas situaciones de toxicidad, como es la excitotoxicidad antes mencionada, déficit de nutrientes, hipoxia, isquemia o apoptosis.

Más allá de esta observación puntual, son de sobra conocidos los efectos antiinflamatorios, antioxidantes y neuroprotectores que pueden obtenerse a través de la modulación del sistema endocannabinoide. Las moléculas que se unen a los receptores de este sistema son capaces de reducir las respuestas neuroinflamatorias, las disfunciones mitocondriales y regular los niveles de calcio, además de incrementar los niveles de factores neurotróficos. Todos estos efectos, como hemos visto antes, están implicados en las manifestaciones etiopatológicas del Parkinson. No obstante, la activación de este sistema también implica en muchos casos la inducción de efectos psicoactivos clínicamente no siempre deseados. Debido a esta peculiaridad, concretamente el receptor del sistema endocannabinoide CB2, que está especialmente relacionado con procesos inflamatorios y no con efectos psicoactivos “colaterales”, su activación selectiva es uno de los potenciales escenarios futuros.

Otra posible estrategia es la utilización de CBD, un compuesto que, como todos sabemos, no está asociado a efectos psicoactivos.

Aunque su mecanismo de acción es algo distinto (no se une directamente a receptores cannabinoides, aunque sí modula de modo indirecto el receptor CB2), también está muy relacionado con efectos antiinflamatorios y antioxidantes, principalmente. Debido al gran margen de seguridad del CBD que hemos comentado en otros artículos, este se muestra especialmente adecuado para su administración en población de avanzada edad o incluso en combinación con otras medicaciones para el tratamiento del Parkinson, como ya se ha realizado en algunos estudios (Zuardi et al., 2009), y en los cuales el CBD puede servir no solo para inducir efectos antiinflamatorios o antioxidantes, sino también para contrarrestar algunos efectos secundarios de estas medicaciones. En otro estudio controlado con placebo se obtuvieron mejoras motoras, en el bienestar emocional, en medidas cognitivas y en capacidades comunicativas tras un uso diario de 300 mg de CBD (Chagas et al., 2014).

Todavía se desconocen los mecanismos exactos por los cuales el CBD podría ser efectivo. Asimismo, todavía faltan estudios que corroboren la seguridad y la eficacia de este tratamiento. No obstante, como se puede ver por la evidencia preliminar, parece que como mínimo el CBD ayudaría a controlar algunos de los síntomas asociados al Parkinson.

Genís Oña, MSc en Farmacología

Referencias:

Pisani A, Fezza F, Galati S, et al. (2005). High endogenous cannabinoid levels in the cerebrospinal fluid of untreated Parkinson’s disease patients. Annals of Neurology, 57(5), 777-9.

Zuardi AW, Crippa JA, Hallak JE, et al. (2009). Cannabidiol for the treatment of psychosis in Parkinson’s disease. J Psychopharmacol, 23, 979-83.

Chagas MH, Zuardi AW, Tumas V, et al. (2014). Effects of cannabidiol in the treatment of patients with Parkinson’s disease: an exploratory double-blind trial. J Psychopharmacol, 28, 1088-98.


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