La relación entre el cannabis y la esquizofrenia ha sido ampliamente estudiada en la literatura científica. En buscadores especializados, se puede encontrar rápidamente un buen número de estudios que describen el “uso agudo” de cannabis con síntomas “de tipo psicótico”, así como estudios epidemiológicos que sitúan el uso de cannabis entre los factores de riesgo para desarrollar esquizofrenia.
Lo cierto es que todavía no sabemos muy bien de qué se trata este conglomerado de fenómenos que agrupamos en la etiqueta esquizofrenia. Es más, ni tan siquiera entendemos muy bien la misma conciencia en un estado “normal”. Debida a esta ausencia de conocimientos tanto de la misma condición como de la naturaleza de los fenómenos que la posibilitan, situar el cannabis como causante es una aproximación muy tentativa. Centrarse en algo tan acotado y susceptible de todo tipo de análisis como es una droga (rodeada, además, de un fuerte estigma social) permite ignorar deliberadamente la naturaleza multifactorial de estos trastornos, así como sus conexiones con factores socioeconómicos, verdaderas causas de muchos de los malestares psicológicos actuales.
No obstante, en parte del problema, asumiendo que realmente lo sea, podemos encontrar también la solución. Hace muchos años que se conoce la mayor seguridad de variedades de cannabis con un alto porcentaje de CBD, al contrario de otras con un elevado porcentaje de THC. Esta línea de investigación se fue desarrollando hasta llevar a cabo los primeros estudios con humanos. Los primeros en aparecer consistían en estudios de caso, aunque ya en los mismos se observó una mayor eficacia del CBD con respecto a un antipsicótico clásico ampliamente utilizado, el haloperidol.1 En posteriores ensayos clínicos en los que se administró CBD a un mayor número de pacientes con esquizofrenia se encontraron resultados similares. Por ejemplo, en uno de ellos, publicado recientemente, se observó que el 78.6% de pacientes obtuvieron mejoras tras ser tratados con CBD y un antipsicótico, respecto al 54.6% de pacientes que recibieron tan solo tratamiento con antipsicóticos,2 lo que sugiere que, además de poseer propiedades terapéuticas de por sí, también puede potenciar la acción de otros fármacos.
El mecanismo mediante el cual el CBD puede ejercer su efecto antipsicótico es muy complejo, pero se han propuesto algunas hipótesis. En primer lugar, actúa como un agonista parcial del receptor de dopamina D2, del mismo modo que lo hacen algunos fármacos antipsicóticos, especialmente los denominados atípicos. Los agonistas parciales activan los receptores, pero permitiendo tan solo una pequeña fracción de su actividad, lo que ayuda a recuperar el equilibrio en casos de desregulación. Por otra parte, se ha observado que el CBD es capaz de bloquear los efectos de las sustancias agonistas del receptor cannabinoide CB1. La activación de este receptor (por ejemplo, por parte del THC) estaría asociado a algunos de los síntomas de esquizofrenia y, además, se han observado mayores niveles de anandamida, un agonista endógeno de este receptor, en pacientes con esquizofrenia. Esto sugiere que parte de la sintomatología psicótica puede deberse a una mayor actividad de los receptores cannabinoides, situación que podría mejorar mediante el uso de CBD. Otros mecanismos posiblemente asociados serían sus efectos antiinflamatorios, ansiolíticos y neuroprotectores.
El uso de CBD como antipsicótico va más allá de su potencial eficacia. También debe considerarse su gran margen de seguridad. Mientras que los fármacos antipsicóticos producen una gran cantidad de efectos secundarios, como por ejemplo aumento de peso y otras complicaciones metabólicas, disminución de las capacidades sexuales, trastornos gastrointestinales, insomnio, sequedad de boca, etc., el CBD se presenta como una alternativa mucho más segura. Además, los antipsicóticos también provocan un deterioro de las capacidades cognitivas en tratamientos de largo plazo, mientras que un uso reiterado de CBD se ha asociado con una mejora en dichas capacidades.
1 Zuardi AW, Morais SL, Guimarães FS, Mechoulam R. Antipsychotic effect of cannabidiol. J Clin Psychiatry 1995; 56(10):485-6.
2 McGuire P, Robson P, Cubala WJ, Vasile D, Morrison PD, et al. Cannabidiol (CBD) as an adjunctive therapy in schizophrenia: A multicenter randomized controlled trial.
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